“¿Cómo no vas a ser partera, cuando llevas el linaje de todas las parteras y sanadoras de la familia?”
- Stacey Ramirez
- 9 sept
- 2 Min. de lectura

Hace más de 80 años, Doña María nació de las manos de su abuela, Mercedes, una partera maya de la región tzeltal del sur de México. Y al igual que su abuela, madre, tía abuela y bisabuela, Doña María se convirtió en partera.
Su madre solía decir: “¿Cómo no vas a ser partera, cuando llevas el linaje de todas las parteras y sanadoras de la familia?”
Recuerda la primera vez que dio a luz. Unos familiares fueron al hospital con una mujer en labor de parto. El personal de salud les dijo que era demasiado pronto, que el bebé podría nacer al amanecer. Pasó una semana y seguía sin haber bebé. Desesperados, fueron a buscar a Doña María. Ella y su esposo recorrieron senderos estrechos con linternas para llegar a la comunidad. Ella examinó a la mujer y vio que el bebé estaba en una posición potencialmente peligrosa. Le pidieron que lo ajustara. Después de hacerlo, les dijo: «Su bebé nacerá a las 5 de la mañana». Y así fue. Aunque les pidió que no se lo dijeran a nadie, se corrió la voz. A partir de entonces, la gente comenzó a buscarla.
Al atender a una mujer embarazada, antes del parto, Doña María pide a la familia que prepare agua, alcohol, jabón, paños limpios, aceites y plantas como mirto y manzanilla. También le pregunta a la madre cómo prefiere dar a luz: de rodillas o en la cama.
Su función comienza mucho antes del parto. Cuando las mujeres acuden a ella para recibir atención prenatal, les enfatiza la importancia de las visitas prenatales, las ecografías y la toma de vitaminas: «Porque a veces el bebé no nace bien. Y si no te cuidas, podrías sufrir durante el parto, y no queremos eso».
También les habla a los esposos: «Tienen que cuidar a su esposa. Si quiere carne, cómprenla. Ahorren. Puede que dé a luz en casa, pero puede que no».
Su hija Petrona, ahora de 62 años, ha seguido sus pasos. Empezó como asistente de su madre: bañaba al bebé, mantenía el fuego encendido y preparaba los suministros. Ahora, las mujeres la buscan directamente.
Doña María ha dedicado toda su vida a acompañar a mujeres durante el embarazo, el parto y el puerperio. Al "atrapar bebés", tiene el futuro en sus manos y continúa transmitiendo el conocimiento y la experiencia que recibió de las parteras que la precedieron, las tradiciones que garantizan el desarrollo de las futuras generaciones.









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