Colindando con el sur de México esta Guatemala. Es un país de casi 15 millones de personas, con la mayor población indígena en Centro América. Más de la mitad de ellos pertenecen a los grupos étnicos Maya - los Q'eqchi ', Quiche y Mam. Si bien el español es el idioma predominante en el país, 23 idiomas indígenas están reconocidas por el gobierno oficialmente.

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Aunque una devastadora guerra civil de 36 años terminó en 1996, los efectos políticos, económicos y culturales del conflicto todavía se hacen sentir hoy. Más de 300.000 personas, en su mayoría indígenas, fueron asesinadas y más de 1 millón desplazadas. Miles de refugiados abandonaron sus casas en las regiones montañosas escapando al sur de México o a la remota selva Guatemalteca. El aumento de la población en la selva ha acelerado la deforestación e incrementado la presión sobre los recursos. En las ciudades, la violencia se ha convertido en una seria amenaza para las mujeres y las niñas, aproximadamente 6.000 de ellas han sido asesinadas desde el año 2002.

 

Hoy, Guatemala se está recuperando de su pasado violento. Sin embargo, las condiciones de vida son precarias. Las cargas de la pobreza en Guatemala tienen consecuencias más graves en la población rural indígena. Es ahí donde la tasa de la mortalidad infantil es 30% mayor que entre los niños no indígenas, y la tasa de mortalidad materna, es una de las más altas de América Latina, al ser diez veces más alta. La falta de agua potable, la falta de acceso a la salud y los altos niveles de desnutrición contribuyen abrumadoramente a crear estos altos índices.

 

A diferencia de otros países latinoamericanos, Guatemala no ha logrado avances significativos hacia el Objetivo de Desarrollo del Milenio de la ONU que para el año 2015 reduciría el hambre y la pobreza extrema a la mitad.